Amor a fuego lento

    Lanzarote está cultivando su paisaje gastronómico a goteo. Pasos cortos, pero firmes en el compromiso de productores, cocineros e instituciones de labrar juntos el futuro. El ingrediente básico de esta emulsión de intereses ha sido confiar en el producto local, porque sin buena materia prima las posibilidades de éxito decrecen. Pero también hay que reconocer el empuje y tesón de un grupo de chefs encargados de reinterpretar la tradición, de generar relato y de desempolvar historias culinarias que han empezado a contarse desde distintos acentos.

    Costillas con Piña

    * Costillas con piñas, fotografía de Ramón Pérez Niz.

    En la tarea de seguir alimentando la unión y no los egos personales debe trabajar el sector, siendo conscientes de sus objetivos y metas. Hacer que haya diversidad, que se vayan incorporando a la marca “Saborea Lanzarote” cocineros que abran nuevos caminos, o rehabiten espacios comunes con nuevos lenguajes culinarios, es un propósito ineludible.

    La cocina nos cuida, no solo desde una perspectiva nutricional o incluso saludable, sino desde la sostenibilidad de mantener nuestro entorno. Más que nunca se hace necesaria la hermandad entre el sector primario y el gastronómico, invitando a la mesa a un sector turístico inyector de proyectos cada vez más atractivos e identitarios.

    Erizo cachero

    * Erizo, fotografía de Ramón Pérez Niz.

    El sector productivo, el que realmente pone en uso las múltiples posibilidades del terruño que habitamos, no puede solo, y por eso, necesita conectar con el reconocimiento colectivo a través de otros trampolines. Para lograrlo, la gastronomía es el vehículo ideal, porque a partir de ella se enraízan más y más profundo los usos y costumbres de un lugar.

    Campo y horno

    * Campo y horno, fotografía de Ramón Pérez Niz.

    Podríamos decir que la gastronomía es el latido, pero el verdadero corazón es un sector primario que no puede ser tratado como un elemento secundario. La relación perfecta es la que se basa en el respeto, el equilibrio, la confianza y la empatía. Y la cultura gastronómica no escapa de estas exigencias si quiere realmente enamorar.

    Cultivo de lentejas

    * Cultivo de lentejas, fotografía de Ramón Pérez Niz.