Una cena al estilo “Mil y una noches”

    Solo fue una noche, pero el deseo unánime es que se reproduzca 1.000 veces más. El efecto del agua corriendo en la fuente del jardín, los artesanales bordados de los manteles y el olor de especias distrajeron, hasta que se nos invitó a la mesa, la apetencia por probar verdadera cocina siria. La calma de una noche de verano sin apenas viento también parecía trasladarse a cada una de las elaboraciones, porque estos platos tienen saber estar.

    Su propio ejecutor, es un hombre extremadamente atento, al que se le nota que le gusta rematar su obra con delicadeza, y mostrar que la humildad de ingredientes y la honestidad de sabores, no significa necesariamente simpleza.

    * Tabbule originaria de Oriente Medio. Su base de perejil picado, tomate y limón hace que esta ensalada sea muy veraniega.

    Las dos ensaladas (tabbouleh y fattoush) que abrieron el festín culinario fueron una declaración de intenciones: el anfitrión quería agradar con producto reconocible. Es más en esta cocina árabe doméstica “menos sigue siendo más”.

    No se trata por tanto de una comida en la que prima el batiburrillo de ingredientes, sino una dosis alta de sentido y sensibilidad, que quedó representada en la fabulosa receta del Knafeh de queso, delicado, colorista y oloroso.

    Los comensales pudieron comer falafel realizado con un antiguo molde comprado en Damasco que le dio una perfecta apariencia circular. Crujiente y saludable, esta pasta de garbanzo, compitió en halagos con el Hummus.

    * Fina pasta de garbanzos llamada «Hummus» (por cierto no se pronuncia como se lee).

    Si bien, el aplauso más sentido, que obligó al cocinero a dejar los fogones para ser reconocido en su talento culinario, se lo llevó una musaka de carne y berenjenas con un ligero sabor a canela que convirtió la velada en una cita exótica inolvidable.

    * Musaka/moussaka: similar a la lasaña italiana y con carne de ternera.

    Entre plato y plato se animó la conversación, se descorcharon varias botellas de un rico “Azpilicueta”, y se produjo el flechazo con una comida de influencias mediterráneas, fascinante y muy fértil en recetas refrescantes donde los vegetales tienen mucho que aportar.

    * Almendras, pistachos, piñones, dátiles…con estos ingredientes los postres sirios son simplemente deliciosos.

    Precisamente por cedernos la oportunidad de abrir puertas a otras culturas y permitir que la gastronomía reduzca distancias físicas y morales: Gracias, Ghatfan Bichara!